El 1 de junio aterrizó en este humilde blog una entrada algo picantona, algo refrescante, algo atípica; fruto fotográfico de la visita a un espectáculo oculto entre las callejuelas de las frías noches de Barcelona.
Hacia la recta final del show, justo en el momento cuando aparecía en escena una silueta pintada entre la neblina, aquella historia quedó truncada, se quedó sin un final… las últimas fotos se quedaron suspendidas en el aire, esperando a ser rescatadas…
Fue entonces cuando pedí a Karo, editora de librogenica, que hilara una historia a partir de los últimos suspiros del espectáculo. Aquí tenemos el resultado, algo más lírico y poético que lo que os tengo acostumbrados, está claro que ha sido tocada con el don de la pluma.
Podéis ver la misma entrada publicada pinchando aquí.
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Ahora pónganse cómodos, bajen las luces, asegúrense de subir el volumen de sus altavoces, pongan una buena música de fondo (os aconsejo encarecidamente Blue Velvet), y disfruten del espectáculo…
The show must go on!
El tropiezo de sus pasos, la cinta de su mirada.
La escena pronuncia su vacío, sumergida en pozo escarlata de sus neones.
Ella viene.
Percibe su olor. El olor al amor trágico, correspondido. El tufo a la pérdida. El aroma a la soledad.
Como una droga, ella inhala su fragancia.
Ella entra.
La mirada del flamenco, con el iris llena de tormentas. Los ojos encendidos, el cansancio, la ardua búsqueda no cesa jamás.
Ella cruza.
La ráfaga del aire la acaricia, ella niega su placer… las partículas balancean alrededor de su silueta, ella rasga su deleite.
Ella gira.
Su pluma ágil, su corona llena de gracia, su disfraz bello arrugado por tristeza. Ella se inclina hacia esperanza, añora el consuelo.
Ella grita.
Subyugando la audiencia, con esmero, ella, ausente, sus pies dibujando los círculos del infierno.
Ella baila.
Se entrega a los brazos invisibles tan cercanos, tan lejanos. Se agita en el bullir de sus pasiones.
Ella mira.
Opacidad de hoy contra la invisibilidad de mañana. El contraste.
Ella, su cuerpo, su alma. Ironía que da cobijo.
Ella sigue.
Ella sigue.
Ahora, nunca más. Palabras brillantes en su impotencia, regocijan el futuro entre las mesas de la sala.
Ella baila.
En silencio florece, los pétalos de sus pechos sedientes de aplausos, la cintura amenaza con una pirueta, hermosura.
Ella tuerce.
La curva de su espalda, la pista de la pasión, helada de soledad. La línea de su cuello olvidada por caricia. Hoy, pálida de añoranza…
La libertad fallida, la negrura de las noches, el sincolor de los días. Nostalgia vestida de viuda.
Ella ya no. Nunca.
Abrazando polaroids de sus recuerdos dulces, la caja de madera vieja.
Ella no. Quiere pero solo a veces. Siempre.
Ella vuelve…
El refugio de la ternura versus el amargo sorbo de salida.
La espalda de ella contra la pared de su dormitorio, ya no la frotará con la pasión. Aunque él quisiera…
No levanta los pies del suelo, la vertiente imaginaria la empuja hacia el eterno vacío.
Cubierta de plumas, entre sus sedas duerme el dolor.
Ella sufre.
El temblor de los párpados grabando memorias de caricia, el ardor del frío, la fricción del amor que fue.
La confitura de sus labios, el jugo de sus lágrimas hunde los restos de la sonrisa…
Ella quiere.
La lluvia de placer contra ese frío chubasquero de la realidad.
La visión de ayer se desliza por la superficie oblicua.
Ella añora.
Las palmas estiradas hacia la luna invisible, los besos de él que nunca llegarán. Ella…
Ella siente.
Ella…
Él. Sentado en la penumbra… Él se levanta.
Él. Vuelve su mirada, otra vez, será la última… En la escena ella… Suya. Siempre. Antes. Nunca. Nunca más.
Él solloza. Sale. Maldice el amor desde el principio negado, desde el inicio imposible. Ellos dos. Nunca. La capa carmesí de pasión desgarrada. Un hilo perdido. El desliz de una costurera…
Ella sabe.
No volverán mañanas frescas con vida, los sueños ya no murmuran sus nombres entre los pliegues de las sábanas. La ruptura empapa el sofá, las fotos blanquecidas la cazan…
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La historia sin inicio que nunca tendrá fin. La campana no anuncia nada.
La muerte del prólogo persiguirá los amantes.
Ella. Él. Para siempre…
Entre las profundidades del terciopelo azul. Ella. Él. Se buscan en la nube del terciopelo azul.
La tela gruesa les acurruca.
Azul frío, azul oscuro, azul ambiguo. Azul peligroso. Azul terciopelo ahogó los rayos de su amor. Azul terciopelo rompió las alas, maltrató la canción.
Él. Tan violenta la brocha que antes era el lazo. Ella.
Azul que era…
Rojo vivo. Rojo pasión. Rojo tortura.
Se puede amar demasiado. El mal del amor. En la soledad… se convierte en la locura.
- fin -
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Fotos: David Flores
Texto: Karolina Ostrowska
Javier Gómez
29 julio, 2011
Currado. El trabajo fográfico muy bueno técnicamente y profundo en contenido. El texto de nivel y poético.
Fantástica combinación.
Saludos!
Manolo Pérez
29 julio, 2011
No tengo palabras!!!!
Un texto maravilloso y las fotos, como siempre, que te voy a decir….
Precioso el conjunto en general!
Saludos y que pases buen finde
Luis Serrano
29 julio, 2011
Chulísimas las fotos, algunas un poco azul pitufo, pero realmente buenas
Te envidio! Este tipo de foto lo tengo poco o nada dominado, me encantaría practicar. Le sacaste buen partido a la tarde.
Enhorabuena!
Karo
29 julio, 2011
Las fotos son maravillosas… El texto al final sobra. Era un gran desafío escribir en paralelo de esta gran foto-sonata. Me ha encantado poder colaborar contigo. Besos
Karo
29 julio, 2011
@Luis Serrano Lástima que no te hayas leído el texto, explica la historia de “azul pitufo”…
Jexweber
29 julio, 2011
Con lo difícil que es fotografíar estos espectaculos y tu lo has clavado, muy buen trabajo!
Alberto / Zumito
29 julio, 2011
Vaya posts que os currais
dreamflow
29 julio, 2011
Gracias por los comentarios! Creo que el verdadero reto aquí ha sido hilvanar una historia con un montón de fotos desordenadas e inconexas, y creo que finalmente Karo lo ha conseguido…
Hemos aprendido de la colabración y seguramente caiga alguna más en un futuro no muy lejano.
Non-stop Violence!
29 julio, 2011
Increible. Las fotos son una pasada (algunas directamente a favoritas) y el texto no se queda atras. Felicidades a los dos, porque os ha quedado de fabula.
Mario
30 julio, 2011
Muy buenas las fotografías, se perciben todos lo movimientos y gestos muy bien detenidos en el tiempo por tu apreciación visual, también se ven con naturalidad, la chica es guapa y tiene bonita figura, eso ayuda, si bien las tomas le dan cierta elegancia a un espectáculo que tranquilamente puede precindir de ello. Los felicito por su iniciativa tan creativa, no hay nada como compartir como pareja una afición tan bella como la fotografía. Un abrazo.
Mario.
dreamflow
30 julio, 2011
Muchas gracias por comentar!
Daniel Berlanga
30 julio, 2011
Desde luego un post para quitarse el sombrero.
Muy bueno el texto acompañando las imágenes contando la historia ^^
Felicidades David y Karo
Oscar
31 julio, 2011
Como se me ha pasado esta entrada? a ya se, tres dias off line, necesidad de desconectar.
Menudo tamdem, Karo y tú. Las fotos genials junto con el texto!